El origen del Movimiento Misionero Mundial
En cuanto al orden del movimiento misionero mundial hablaremos tanto de la persona que Dios uso para levantar esta obra, así como de la misión como tal:
Esta obra de M.M.M. nació en el corazón de Dios. El la planeo, la fundo, es el arquitecto, El es todo en esta obra. Ha sido concebida por El y para El, para su Gloria y su Honra. Sin embargo es necesario que entendamos que Dios en su infinita sabiduría, en su omnisciencia y grandeza le ha placido usar al hombre para llevar a cabo sus planes en la tierra. Por lo que para dar a conocer esta gran obra y sacarla a la luz publica y que alumbrase como antorcha en lugar obscuro en este mundo de tinieblas, uso a un hombre el cual desde su niñez, lo aparto para depositar en sus manos esta gran responsabilidad.
En el año de 1929 cuando un niño de diez años de edad, de nombre LUIS M. ORTIZ MARRERO, entrego su veda al Señor en la ciudad de Corozal, Puerto Rico y se reunía en la iglesia denominada “Discípulos de Cristo”. Nadie podía imaginarse los planes que Dios tenia preparados para este pequeño.
Recién convertido y aun con sus diez años de edad, Dios trata directamente con aquel niño y le hablo acerca del llamado a su obra. Posteriormente, estando en un culto de oración en un hogar, el Señor le confirmo el llamado a la obra, por medio de una hermana misionera que se encontraba ahí mismo.
Su Desarrollo:
En el año de 1943 salió como misionero hacia Cuba junto con su esposa Rebeca Hernández Colon, a quien conoció en Puerto Rico y ahí se casaron. Salieron juntos a servirle al Señor en la obra misionera en Cuba, pues ambos tenían el mismo llamado hacia esa isla del Caribe.
Luego de dieciséis años de servirle al Señor en el concilio de las Asambleas de Dios, el Señor les habla sobre un llamado mundial. Le expresaron a sus superiores acerca de aquel llamado divino y después de varias reuniones y deliberaciones entre los directivos de aquel concilio al que pertenecían, recibieron un “NO” como respuesta a su llamado, pues su visión misionera a nivel mundial no encajaba dentro de los reglamentos y directrices de esa misión
Debido a lo anterior y ante el fuego interno en sus corazones sobre la urgencia de atender al llamado divino, oraron a Dios y luego se separaron de aquel concilio, entregándose al ayuno y la oración en espera de; la guía del ESPIRITU SANTO.
Hay que considerar aquí que ante el llamado divino no hay que resistirse, pues el fuego santo de ese llamado, una vez dentro de nuestro ser, no puede ser soportado. Arde, quema y por mas que se quiera, no se puede apagar (Jeremias 20:11), no se puede luchar contra él.
Es menester que se entienda bien que en estos casos es mejor obedecer a Dios antes que a los hombres o concilios (Hechos 4:19). El siervo de Dios esta para agradar a su Señor y no a los hombres, de lo contrario no seria siervo de Cristo (Galatas1: 10).
Siendo que el llamado de Dios para los Hnos. Ortiz era a nivel mundial y que su visión no calzaba en la organización a la cual pertenecían y luego fueron guiados por el Espíritu Santo a formar y dar inicio a una gran labor misionera y de evangelización mundial
Es así como obedecen al llamado divino y son usados, maravillosamente para llevar a cabo una labor sin precedentes a nivel mundial. Sin dinero, sin posesiones materiales, sin apoyo de concilio alguno, sin renombre popular, desconocidos y hasta desechados por la organización humana, quien quizá hasta de locos los tilda por su visión y su llamado.
Sin tener una iglesia local donde recibir apoyo, sin medios económicos para movilizarse dentro de su país, mucho menos a nivel mundial. ! Están locos! Diría cualquiera con un razonamiento humano y carnal. Mas ellos no se inquietaron por esas cosas, no se amedrentaron ni se acobardaron, ni se estancaron; pues sabían quien los había llamado, sabían distinguir muy bien entre la emoción y la voz divina.
Creyeron a la voz de Dios, obedecieron al llamado divino, actuaron con fe y por esa fe recibieron su recompensa. Han sido puestos a prueba en muchas ocasiones. ! Cuantas lagrimas derramaron!, Desprecios, murmuraciones, criticas, intrigas, etc. Mas ellos perseveraron, confiados en la fidelidad de aquel que lo había enviado, y así, se entregaron a la labor de levantar una de las misiones más grande del mundo para la Gloria y la Honra del Todopoderoso, el MOVIMIENTO MISIONERO MUNDIAL.
Su Nombre
Era justo y necesario que a esta visión celestial, a este llamado divino y a esta gran labor por iniciarse, se le adjudicara un nombre, pero, cual? El hermano Luis M. Ortiz se sometió en oración con ese propósito y el Espíritu Santo le revelo el nombre que debía asignársele a esta obra, sin embargo no dijo nada a nadie, esperando una confirmación de parte del Señor, meditando, guardando en su corazón aquel nombre que el Señor le había dado.
Antes tal inquietud y necesidad de un nombre para la obra, un grupo de hermanos se reunieron para comentar al respecto entre los cuales se encontraban: la hermana Matilde Ortiz de Roman, su esposo Inocencio Roman, la hermana Rebeca de Ortiz y su esposo el hermano Luis M. Ortiz, fue este último quien les comunica a los demás sobre la necesidad de un nombre para la obra, pero sin decirles nada sobre al nombre que ya Dios le había revelado a el
Luego de algunas reflexiones sobre el tema, uno de los presentes dijo: “bueno, yo creo que en vez de “concilio”, sería mejor la palabra “MOVIMIENTO”, a lo que otro pregunto: “pero, qué clase de MOVIMIENTO” Otro participante en la reunión expreso: “bueno, la visión de los hermanos Ortiz es misionera pues vendría muy bien, MOVIMIENTO MISIONERO”.
Fue así como el 13 de febrero de 1963 quedo inscrito en forma legal el “MOVIMIENTO MISIONERO MUNDIAL INC,” en el estado de Puerto Rico y así se inscribe en todos los países donde se ha establecido y se establezca.
Para efectos legales y de orden y para que se tenga conocimiento de la naturaleza y proyección de esta obra, se le ha asignado este nombre a la misión y se han establecido algunos estatutos y reglas, pero siempre bajo la dirección y guía del Espíritu Santo, quien es el que tiene la última palabra.
En 1963 se publico la primera edición de estos estatutos. Una segunda publicación se hizo en 1971, otra en 1981 y luego otra en 1986; siendo la más reciente en 1993 y en todas se ha mantenido los principios bíblicos que dieron origen a la misma”